Pero lo que más me gustó y me llegó al alma fue la frase "no puede ser que hayamos venido a este mundo solamente para dedicarnos a trabajar". Si fuera así, ¿dónde queda lo fantástico de nuestras vidas?... esta idea es la que comparto más allá de todas las cosas que Julio Serrano dijo.
Hace unas semanas tuve una discución con una una señora que trabaja desde las seis y media de la mañana, y sale de la oficina a las seis de la tarde mas o menos. Yo le decía que yo no podría trabajar tanto tiempo, que jamás podría estar a esa hora diariamente en la oficina; a lo que ella me respondió "¿entonces a usted no le gusta trabajar?" casi me muero y en ese momento me fue imposible explicarle en dos minutos toda mi filosofía de vida. Solamente pude decirle que trabajar doce horas al día para mí no era una forma de vivir, que gracias a Dios yo tengo una vida y que además me encanta, que el trabajo es parte de lo que hago pero no es mi vida entera.
Ahora que tengo el tiempo y el micrófono (teclado) para mi, me encantaría ampliar mi punto de vista y sacarme del alma todo lo que no le pude decir a esta señora. Como antes dije, trabajar doce horas al día no es humano, si se trabaja doce horas y se duermen ocho (que para mí el sueño es sagrado), y se maneja rápidamente de la casa al trabajo y del trabajo a la casa de una manera mágica y el trayecto dura solamente media hora por viaje, quiere decir que ésta persona tiene para ella solamente tres horas al día... ¡TRES HORAS!.... ¡no! ¡no! ¡no! yo no podría vivir así, me niego a tener TRES PINCHES horas para mí, los humanos valemos más que tres horas para uso personal, y esas tres horas incluye el tiempo de baño... ¡me rehuso!
Yo en lo personal opino que lo mejor es trabajar ocho horas, dormir ocho y tener las otras ocho para uso personal... así sean ocho horas personales para "no hacer nada" que lo mismo que el sueldo, después de usarlo para lo que las responsabilidades mandan, el resto cada quien se lo puede gastar en lo que se le de la gana y no debe ser juzgado, que al final su sudor se sacó por ese anhelado cheque quincenal.
Yo disfruto despertarme, abrazar a mi esposo, bañarme, preparar el desayuno y comerlo en santa paz dignamente, ir a trabajar una jornada justa donde pongo mi mayor esfuerzo y dedicación, salir del trabajo, ir a comprar pan o algo rico para compartir en casa, llegar feliz a casa, estirar mis piernas, leer, imaginar, soñar, bocetar ideas de futuras obras, jugar con mis hijos gatos o ver un rato la tele, contemplar mi casa o simplemente no hacer nada o hacer lo que me plazca porque tengo necesidades humanas de relajación, recreación y fantasía. Luego, cenar con Jorge, platicar largo y tendido, ver la serie de turno, abrazarnos y dormir. Y no me siento culpable por ello, ni alguien que trabaje doce horas y me juzgue por no hacerlo, me hace sentir culpable. O algo peor, que alguien que desee que yo trabaje doce horas me hace sentir culpable, no, no, no. Yo no quiero eso para mí ni para los demás. Yo quiero realizarme y ver al mundo realizado, que alguien frustrado no es feliz y yo no quiero gente amargada y frustrada por estar encerrada todo el día en un cubículo. Recordemos que una persona feliz es un mejor trabajador y uno cansado y frustrado no lo es.
Creo que todos deberíamos ser más libres y más felices, soñar más, hacer más de lo que nos gusta, que como dice una frase que leí y me encantó:
"El día que entendí que lo único que me voy a llevar, es lo que vivo, empecé a vivir lo que me quiero llevar".
Desarrollemos lo fantástico en nuestras vidas!
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