Sin duda el turismo local es un activo importante para la actividad económica de un país y debido a la situación actual de pandemia, es vital para la industria hotelera, de recreación y servicios de nuestro país. Los extranjeros dejaron de visitar Guatemala durante la pandemia y los guatemaltecos, por precaución y responsabilidad personal, si aún no estamos vacunados, de igual manera dejamos de viajar fuera. Al no poder hacerlo, los destinos locales se convirtieron en nuestra gran y mejor opción, redescubrimos destinos que habíamos dejado de visitar, que habíamos visitado hace mucho tiempo o posiblemente no conocíamos.
Cumplí cuarenta y decidimos celebrar con un viaje como generalmente hemos hecho los últimos años y esta vez, viajamos a Petén, corazón de la selva guatemalteca y cuna de la civilización maya.
Hicimos un plan muy simple pero maravilloso: hospedarnos en El Remate para disfrutar de la playa en la selva tropical. Nos hospedamos en el Hotel Gringo Perdido, el único hotel de El Remate ubicado a orillas del lago Petén Itzá con playa; existen varios hoteles en El Remate con muelle pero sin playa y la playa es algo que disfrutamos muchísimo y era un requisito para nuestro viaje. Se ubica a 30-40 minutos del aeropuerto. El hotel es el tipo de hoteles ecológicos que nos gustan, donde conciencia y ecología se combinan con comodidad y un buen diseño. Con opciones para presupuestos diferentes desde camping por US$5. por persona, hostal, habitaciones simples para dos personas por US$90, habitaciones simples con AC para dos personas por US$110 y suites de lujo para dos personas por US$140, las personas adicionales y los niños pagan una tarifa adicional dependiendo del tipo de habitación. Todas las habitaciones incluyen desayunos y cenas, que vale mencionar que la comida es deliciosísima, menú del día local, con sazón casera de esa que le llega a uno al corazón, muy bien balanceada, abundante y con opción vegetariana, vegana, sin gluten según necesidades especiales.
El transporte era algo importante a considerar, decimos contratar un transporte privado a través del hotel y el servicio fue fantástico. La tarifa por ida y vuelta (hasta 4 personas) de El Remate a el aeropuerto, Isla de Flores o Tikal, por ejemplo, es de aproximadamente US$70.
Visitamos el Parque Nacional Tikal, las entradas las compramos previamente en la Ciudad de Guatemala en Banco Banrural, la tarifa para nacionales es de Q25 (US$3) y para extranjeros US$20, para comprar los tickets se debe presentar identificación. Los niños tienen entrada libre.
Tikal queda a 40 minutos del hotel y antes de entrar al parque, aprovechamos a visitar Canopy Tikal, una experiencia maravillosa con ocho tramos de más 1,300 metros de largo a 30 metros de alto. Tiene una tarifa de Q150 (US$ 20) para nacionales y $35 para extranjeros. Es una experiencia fuera de serie!!! Los tres lo disfrutamos muchísimo y Jairo y Elmer, nuestros guías, fueron estupendos.
Algunas recomendaciones para Tikal son:
- Llevar comida, los hoteles brindan servicio de lunchbox.
- Llevar suficiente agua.
- Zapatos cómodos, el terreno no es extremo, es decir, no se necesitan zapatos especiales de hiking, pero unos buenos tennis nunca están de más.
- En época de lluvia, llevar una chaqueta / chumpa / chamarra impermeable.
- Llevar protector solar y protector anti mosquitos.
- Llevar un contenedor o bolsa para recolectar la basura y responsablemente encargarse de llevarla de regreso para tirarla en la basura ya que el parque, atinadamente, no cuenta con basureros. Debido a la fauna silvestre que vive en el lugar, los basureros son un foco de peligro para ellos y para la selva en sí.
Visitamos también la Isla de Flores desde donde tomamos una lancha privada y visitamos el Mirador del Rey Canek. Un mirador ubicado en la península de San Miguel, donde está la ciudad de Tayazal, o lo que queda de ella, ya que camino al mirador del Rey Canek se encuentran montículos cubiertos por vegetación. El mirador es una estructura bastante rudimentaria y muy sencilla construída sobre un árbol y desde allí se tiene una vista panorámica hermosa del lago. El lugar es bastante seguro, allí hay un puesto de turismo del gobierno un tanto descuidado, pero hay cierta vigilancia.
Jorge que ama nadar y la aventura, visitamos Jorge’s Rope Swing, donde Jorge disfrutó un par de clavados con cuerda.
Y como último destino, visitamos el Centro de Rescate de Vida Silvestre. Por la pandemia el Zoológico Petencito se encontraba cerrado, así que visitamos este centro de rescate porque Carmela bebé moría por ver a un jaguar y allí vive un jaguar que rescataron del tráfico silvestre. La visita es didáctica pero también triste porque muchos de los animales que hay en ese lugar no podrán rehabilitarse y no podrán volver a la vida salvaje donde pertenecen. Muchos de los animales han llegado allí después de haber sido “mascotas” y no aprendieron a vivir en su hábitat.
De regreso a la Isla de Flores, caminamos por las calles súper pintorescas y almorzamos. Nos encanta probar los platos más típicos de los lugares que visitamos, y esta vez conocimos el Pez Blanco, Petenia Splendida, una especie endémica de Petén. ¡Exquisito! Fuimos al restaurante Maracuyá donde nos prepararon uno recién pescado, un manjar, y para acompañar y refrescarnos, un pichel enorme de fresco de maracuyá recién hecho. Fue un almuerzo perfecto.
Caminando por la isla encontramos un café totalmente eye candy, Delirio. Buen café y buen pan dulce. Nos quedamos con ganas de probar el restaurante vecino, Achiote, que pintaba ser muy bueno. Otro restaurante que nos quedó en el tintero, fue Raíces. Espero muy pronto volvamos y podamos ir a probar.
Una recomendación adicional es probar el ramón, el fruto del ramonal, rico en proteína, fibra, calcio y antioxidantes. Un alimento tradicional maya durante el período clásico. De ramón hacen bebidas, pasteles, galletas y hasta tortillas. Nosotros le pedimos a nuestro piloto que nos llevara a comprar algo hecho con ramón y nos consiguió galletas y atol.
El viaje fue espectacular, más allá de lo que habría esperado. Había viajado a Petén una sola vez hace más de diez años y este viaje superó por completo al anterior. Cada lugar que visitamos fue realmente hermoso, Tikal es un lugar además de hermoso, fascinante y sorprendente, es mágico e increíble. Nuestra hija, quien lee y relee el Popol Vuh, estaba fascinada y gozó la visita de principio a fin. Comimos delicioso, descansamos y disfrutamos de la naturaleza por días… si tuviera que describir este viaje en una sola palabra, diría sorprendente, así es Petén y sus maravillas arqueológicas, naturales y culinarias. Definitivamente las ganas de volver son muchas.
