1. Hay cosas y pasan cosas, para bien o para mal, no podemos escogerlas, ni cambiarlas y está bien: En 1,991 ya me daba perfectamente cuenta de las cosas, tenía 10 años y aunque fui una niña feliz en general, a veces lloraba de tristeza y frustración por tener el papá que tenía. Mi papá era alcohólico y neurótico. Veía a mis amigas y compañeras de colegio tener unos papás “normales”, que parecían estar en sus cabales y las trataban bien a ellas y a sus mamás. Mi papá actuaba de una manera que me avergonzaba, nada era predecible, cuando estaba en público siempre me preocupaba que todo fuera a salir mal.
En fin, si pudiera hablar conmigo misma, casi treinta años atrás, me diría que está bien, bueno… no, está mal que mi papá fuera así, pero que yo debo estar bien, que él es él y yo soy yo, y que yo no puedo cambiar de papá ni puedo cambiar al papá que tengo y es algo que debo aceptar. Esa persona que me hizo llorar de pequeña, tantas veces de una frustración inmensa, fue mi mayor lección de vida y ahora que veo el resultado de haber tenido ese papá y no otro, me diría que está bien sentirme frustrada y está bien llorar, pero que sepa que el final será bueno, al menos para mí, mi hermano y mi mamá. Mi papá murió hace unos años, hace cinco si no estoy mal, sabiendo que su vida, en gran parte la había desperdiciado; antes que muriera lo vi, le pedí perdón y lo perdoné.
A nuestra hija le digo que valore con todas las fuerzas de su corazón al papá que tiene, que padres como Jorge son escasos y parecieran estar en peligro de extinción desde el principio del mundo. Que qué habría dado yo por un papá como el suyo, que es muy dichosa, que lo ame, lo valore y lo honre siempre con su vida.
2. Nada es completamente malo: Por un lado La Vida me dio un papá que de pedirlo a la medida, obviamente no lo habría pedido así si me hubieran preguntado antes de nacer (ahora que ya sé como terminó todo, pues sí lo volvería a escoger igualito, al mismo) pero por otro lado La Vida me dio una mamá que de haberla pedido a la medida, nunca me habría quedado tan bien y tan maravillosa como la que tengo (lección: ¡a veces es bueno que la vida nos sorprenda! ¡hahahahaha!!!).
Me diría que la vida es un Ying Yang y que hay cosas malas, pero también hay cosas buenas que son muy buenas. Que a pesar de amar a mi mamá como la amo, la debería de amar más porque es la mejor y no debería prestarle tanta atención a lo malo sino debería de enfocarme más y darle más energía a lo bueno. Si alguna vez me porté mal con mi mamá, no debería haberlo hecho. Me diría que siempre la cuide y que sepa que siempre seremos las mejores amigas.
A nuestra hija le digo que disfrute a mi mamá, porque si fue la mejor mamá ahora es la mejor abuela, que aprenda y que goce cada momento con ella.