PANTONEMAGENTA

Lo mejor de un viaje: compartirlo

Cuando viajo quisiera llevar conmigo a mis más queridos, por supuesto que los llevo en el corazón que es lo más importante, pero quisiera que fueran conmigo físicamente y como eso no es posible la mayoría del tiempo, es por eso que comparto fotografías, mensajes y llamadas mientras estoy "lejos". Una manera de ir un paso más allá, es traer algo del viaje para compartir, y aunque quisiera de fueran baúles de muchos regalos, eso no es factible...  por lo que siendo realistas... qué mejor regalo que ¡comida! y alrededor de esa comida hacer una reunión para que el viaje sea el "pretexto" de hacer nuevos y maravillosos recuerdos como dice mi mamá.

Un día antes de regresar fui a hacer las compras respectivas, aunque durante las semanas anteriores había comprado ya los platos, los manteles individuales, unas copas hermosas y los cubiertos. Decidí que lo más fácil era hacer todas las compras en el mismo lugar, y ese lugar era el Gourmet de Galeries Lafayette; la lista de compras era: tés, especias, quesos, jamón, foie gras, un pastel pequeño, chocolates, champagne y macarons, que aprovecho a contarles que no se llaman "macaroons" sino macarons y se pronuncia tal cual. 

El Gourmet de Galeries Lafayette es un lugar espectacular, donde hay de todo para cocinar, aunque se puede comer allí mismo, es como el cielo de los gourmands o foodies... todo es exquisitamente preparado... muy parecido al Tokyo Food Show en Tokio, bajo el metro de Shibuya, ambos son como morir y ¡resucitar en el paraíso de los comilones de buena comida! Los ojos no son suficientes para asimilar tanta información deliciosa y la barriga tampoco es suficiente para comer tantos manjares y las maletas tampoco son suficientes para llevar tanto de regreso a casa para compartir... sin dejar a un lado que el presupuesto tampoco es suficiente... ¡jamás! ;)

Compré varios quesos, la mayoría de leche de cabra que a mi mamá tanto le fascinan, los macarons era el único encargo que Jorge me había hecho, el jamón que sé que le podía gustar mucho a mi prima del alma Mayra, y el pastel que todos íbamos a amar... todo era para montar un gran festín a mi regreso y vernos después de un mes.

El verdadero valor de un regalo no está en el regalo en sí, sino en el hecho que se está en la mente y en el corazón de alguien. Además los mejores regalos van más allá de las cosas, los mejores regalos son experiencias que quedan en nuestro corazón para siempre como grandes recuerdos.