PANTONEMAGENTA

La importancia de ser mamá, pero antes ser siempre uno mismo

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Como les he contado en más de una ocasión, siempre he sido una persona independiente y libre, soy extrovertida, espontánea... tengo tantas historias y anécdotas que contar (lo bueno es que ahora tengo una hija a quien contárselas y si ella desea tener hija/o(s) algún día, esas historias serán legendarias para mi(s) nieta/o(s) y sí, puedo parecer loca, porque mi hija a penas tiene cuatro meses... en fin...) mi repertorio es muy vasto, desde cómo salía disfrazada de ardilla al centro comercial con mi mamá a los cinco o seis años sin ser carnaval o halloween, o a los veinticinco años, que me fui sola de viaje a Europa de un día a otro sin avisar y llamé a mi pobre mamá el día de Navidad a decirle que estaba bien y que no se preocupara (sí, lo sé, eso no estuvo tan bien) o de cómo tuve un encuentro peligroso con unos yakuza (mafia japonesa) en una discoteca en Tokio gracias a sentirme tan libre... como les dije, mi repertorio es muy vasto. Esa soy yo, en sabias palabras de mi mamá "libre, absolutamente".

2,011 mucho antes de ser mamá.

2,011 mucho antes de ser mamá.

Yo hace más de una década en Madrid y aunque ya no me subo a los bancos en los bares sigo siendo libre, irreverente y un poco loca también.

Yo hace más de una década en Madrid y aunque ya no me subo a los bancos en los bares sigo siendo libre, irreverente y un poco loca también.

Con los años todos cambiamos y a pesar de esos cambios nuestra esencia permanece, o al menos, así debería de ser. Y como me encanta el diccionario y el significado de las palabras, les cuento que la RAE define esencia como "aquello que constituye la naturaleza de las cosas, lo permanente e invariable de ellas. Lo más importante y característico de una cosa." 

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Muchas personas, sobre todo mamás, me comentan y preguntan cómo he hecho para continuar con mi vida normal a pesar de haber tenido a la bebé y que la bebé aún sea muy chiquita, y honestamente no me había planteado de manera formal este tema en mi cabeza hasta ahora... ser mamá es una faceta de mi vida, una de las más importantes, una de las que más amo, pero no es todo lo que soy, además de ser mamá soy mujer, profesional, esposa... y antes de todo eso soy yo, soy un individuo que tiene necesidades propias, personales, individuales y al llenar y cumplir esas necesidades soy un mejor elemento en el equipo que formo con mi esposo, familia, amigos... el mundo.

La lluvia no nos detiene!

La lluvia no nos detiene!

El ser mamá no me convierte en otra persona, sigo siendo yo y ahora además de ser yo, también soy mamá. En mi opinión, son los hijos quienes llegan a la vida de los padres, a una vida que está bastante formada, o al menos así debería ser, y son los hijos quienes deben acoplarse a la vida de los papás, tomando en cuenta por supuestísimo que es obligación de los papás velar por el bienestar de los niños, pero al hablar de acoplamiento me refiero al acoplamiento de los niños a la esencia de los papás. Los hijos pueden complementar la vida de una manera grandiosa, pero no creo sano que los hijos se conviertan en la vida de los padres, de la misma manera que no es sano que la pareja o un trabajo se convierta en la vida de un ser humano.

También creo que los hijos en gran parte son (generalmente) como los papás les han enseñado a ser, es decir, un niño no se va a sentir cómodo a salir a la calle si los papás no salen ni a la esquina, o va a sentirse cómodo con la gente si los papás lo acostumbran a salir y rodearse de otras personas. Nuestra bebé se ha acostumbrado a salir porque yo salgo y la llevo conmigo a todos lados, nunca he dejado de salir por la bebé y unos días son más fáciles y otros menos, pero si no lo hacemos nunca llegaría a ser más fácil, he acostumbrado a la bebé a salir, a conocer personas, lugares... para ella todo es nuevo y yo quiero enseñarle de todo y que se lo disfrute. Con Jorge nos encanta tener dates románticos y no hemos dejado de tenerlos, la bebé viene con nosotros, hemos ido juntos los tres a cenar, a un par de fiestas relajadas y la hemos pasado súper los tres, como individuos y como pareja no hemos renunciado a lo que nos gusta y que además podemos compartir con nuestra hija. Y eso se puede aplicar a cada una, a pesar que todas las mamás somos diferentes, por ejemplo si yo fuera maratonista, no dejaría de correr, y no sólo no dejaría de correr sino que ahora lo haría con mi hija... allí iría corriendo con mi bebé en uno de esos carruajes especiales para papás deportistas.

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Si esperamos a que crezca para continuar con nuestras vidas, es posible que nos frustremos y que perdamos el hilo de nuestra propia vida, luego no saber siquiera donde fue que la dejamos. Y por supuesto que ya no me voy de viaje sin avisar como antes les contaba, porque ahora soy más madura y precavida, pero eso no me ha restado libertad, sigo siendo libre de hacer y disfrutar lo que me gusta, salgo y voy a todos lados, sigo siendo independiente porque no dependo de terceros para cuidar a la bebé, sigo siendo igual de espontánea, extrovertida, apasionada, fiel conmigo misma... mi esencia se mantiene y no estoy dispuesta a perderla por nada, es como cuando la cabina de un avión pierde presión y las sobrecargo nos dicen que primero debemos ponernos la mascarilla de oxígeno nosotros mismos y luego a nuestros hijos, esa es una metáfora de vida: debemos ser nosotros mismos primero y ser felices para poder contribuir después a la felicidad de los demás y respecto a los hijos: una mamá feliz es un(a) bebé feliz.

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