Este año, la Navidad fue (es) algo aún más especial, finalmente mi familia estuvo completa después de no ver a mi hermano en persona por casi dos años y estar al full con mi mamá, quien se ha guardado por la situación covidiana. Me dispuse a hacer una gran celebración de Navidad, dos tiempos: desayuno y almuerzo eterno ¡con mucha comida!
Hoy comparto varias ideas porque todo se puede adaptar y ahora que viene año nuevo, les puede servir la idea del almuerzo para la cena del 31 y el desayuno para empezar el día el 1, así que aquí les van los detalles:
Para el desayuno no me compliqué en nada, trato de no complicarme nunca la verdad y hacer las cosas hermosas peeero que la logística sea la menor, monté un pequeño buffet en la barra de la cocina con tres secciones:
Bebidas: Mimosas (espumante y jugo de naranja con maracuyá), agua y café.
Salado: Bagels, salmón ahumado, queso crema con eneldo y cebolla morada, alcaparras, huevos estrellados y tortitas de desayuno veganas.
Dulce: variedad de galletas y gelatinas artesanales.
Dejé montado el buffet con los platos listos solamente para emplatar y la mesa del comedor montada para el almuerzo desde la noche anterior para no correr al día siguiente y solamente tuviera que emplatar.
Comimos en el desayunador para no tocar el comedor ya montado y tener la experiencia en un ambiente diferente al comedor, aunque el desayunador está frente al comedor, la experiencia es diferente. En mi opinión eso es lo importante como anfitrión/a: los detalles, la atmósfera y la experiencia, eso es lo que vale y lo que hace que una comida o una reunión trascienda y quede guardada en nuestro corazón.
Este año agregué varios elementos especiales a la colección navideña. Quienes me conocen saben que amo planear las cosas con mucho tiempo porque correr a última hora me descompone; desde septiembre vi estos cascanueces hermosos en Target, los compré en línea (y los traje Guatemala por medio de GoBox con quienes traigo tooodas mis compras online en el extranjero) y decidí que este año el tema sería El Cascanueces <3
Desde el 3 de noviembre que llegó la colección de navidad a L’Occitane vi los crakers, unas cajitas de sorpresa con un diseño divino que adentro traen presentaciones mini de los productos estrella de L’Occitane y decidí usarlos de sorpresas o party favors, que al mismo tiempo me servirían para colocar los nombres en los puestos, somos muy pocos, seis en total, pero siempre es especial ver tu nombre en el puesto y recibir la sorpresa de un pequeño pero muy singular regalo. Cuando uno es pequeño siempre existe la ilusión de las sorpresas de la fiesta de cumpleaños, es triste que en las fiestas de adultos esa peculiar tradición se pierda, a mí me encantan las sorpresas y los detalles especiales.
Poco tiempo después en Cemaco encontré una vajilla de cascanueces y los platos de postre me encantaron y funcionaron perfectos en la mesa… una semana antes de Navidad tuve que volver a Cemaco por un mandado urgente y encontré dos artículos fabulosos, unos cubiertos dorados con los mangos verde musgo matte para mezclar con los cubiertos dorados lisos que ya tenía y unos platos de servir refractarios en color blanco perfectos para calentar en el horno y pasar a la mesa.
Respecto al menú, yo amo el pavito y una pechuga es suficiente para un grupo pequeño, donde una persona del pequeño grupo no come carne, decidí hornear una pechuga con ingredientes del día acompañada de salsa de ciruelas y vino tinto, compré tamales y paches (tamales de papa) para los antojadizos de los manjares tradicionales locales; ensalada de lechugas con vinagreta de granada, parmesano, cranberries y croutons; pound cake de chai que compré, fruit cake que nos horneó la tía de Jorge y parfaits de cacao con ponche navideño infusionado con licor de naranja, coronado con crema batida hechas por mí.
La pechuga de pavo la descogelé en el refrigerador durante la noche y al día siguiente la puse a marinar durante 48 horas con especias turcas (que aún conservo empacadas al vacío del viaje que hicimos a Turquía) y cerveza, conseguí estas cervezas Scotch y Porter perfectas para la salmuera.
Luego de esas 48 horas marinándose no es necesario inventar el agua azucarada o “comerse las uñas”, el mismo pavo trae sus instrucciones para hornearlo, solo se necesita leerlas y seguirlas, supervisando el horno cada cierto tiempo, eso sí.
Puse la carne en una lata, la bañé con jugo de calabaza, zanahoria, mango y manzana (desde hace varios años encontré una joya de producto en el supermercado: los jugos 100% naturales de la marca Juver, son maravillosos y para hornear el pavo: ¡perfectos!), sobé la carne con especias y sal y agregué puerro, shallots y cebollas amarillas frescas hermosas, que conseguí ese mismo día en el mercado y romero de nuestro jardín, cocinar con ingredientes del día es mi nueva pasión y no me quiebro la cabeza con recetas o ingredientes específicos.
Horneé 1 hora con 45 minutos tapado con aluminio y 15 minutos destapado para dorar la piel y quedó en su punto… hornear carnes, especialmente aves con termómetro es ideal, 165 grados nos indica que el ave está lista.
La receta de la salsa de ciruelas con vino tinto se encuentra en este post de Instagram (click aquí).
Para los parfaits, horneé el bizcocho de chocolate (ver receta aquí) la noche anterior y emplaté mientras calentaba la comida y la pasaban a la mesa. En vasitos puse una capa de bizcocho, una capa de fruta de ponche guatemalteco infusionado con licor de naranja, otra capa de bizcocho y terminé con una coronita de crema batida (ver el paso a paso aquí).
Y nos gozamos el banquete, la pasamos felices, primero que nada finalmente juntos alrededor de la mesa donde hemos sido tan felices celebrando y segundo compartiendo alimentos hechos con muchísimo esmero y amor.