PANTONEMAGENTA

À bientôt Paris! merci!

Este post de mi última semana aquí, lo escribo desde París, seguramente cuando lo comparta, yo ya estaré en Guatemala. 

Esta última semana ha sido maravillosa, con mucho trabajo y mucho que aprender, ¡maravillosa!. Los últimos días de entrenamiento han sido muy importantes y aunque ya son pocos, han sido más fructíferos. Y aunque extraño nuestro hogar y a Jorge, mi vida al regresar y tener lo que más amo, aún así, seguramente voy a extrañar muchísimo este lugar que fue mi casa por veinte días.

Entre tantas cosas que hice, me recomendaron visitar el Museo Orangerie, una joyita con grandes impresionistas, y aunque el impresionismo no es mi estilo más amado, siempre es importante y valioso conocer de "tú a tú" el trabajo de los grandes. Y efectivamente, es impresionante.

A donde me moría por ir, era al Palais de Tokyo, a donde no pude ir anteriormente, porque ya no nos dio tiempo y aprovechando que cierran a la media noche, corrí para visitarlo y "Oh sorpresa!" estaba cerrado por montaje de una nueva exposición, aún así pude entrar, conocerlo aunque fuera sin obra, tomarme un café, comprar una revista en la tienda y lo mejor... una foto en el Photomaton antiguo que tienen allí, de esos que se tardan como diez minutos en darte la foto y cuando sale, sale hasta bañada en líquido para revelar, y si no fuera suficiente, éste en específico, de las cuatro fotos, una no era mía... fue un momento total de Amelie Poulain de la vida real, ¡me encantó!.

De lo más recordado de esta semana, fue la noche que con unas amigas fuimos a Hotel Costes, sí, el mismo de los CDs de hace años con compilaciones maravillosas de música lounge... Es un lugar hermoso, efectivamente es un hotel, restaurante y bar. El ambiente es perfecto, hermoso a la vista y la música, la música es deliciosa. Pues fuimos y nos la pasamos genial, cuando de pronto volteo a ver y ¡Owen Wilson!!!!!!! ¿qué posibilidad había que a media noche apareciera el protagonista de "Midnight in Paris" en París?????? casi me muero, no lo pensé dos veces, me levanté, me dirigí a él, lo saludé, tuvimos una diminuta plática de tres minutos y listo. Por supuesto que le pregunté con todo el garbo y glamour si me podía tomar una foto con él, pero el con toda la educación y encanto me dijo que prefería no hacerlo y continuó la conversación preguntándome de dónde era yo y qué hacía en París... fue algo surreal que guardaré cursimente en mi mente.

Caminar por la ciudad es de las cosas que mas disfruto, muchas veces después del trabajo no hacía planes sino caminaba y me dejaba llevar por el camino, "perderse" en la ciudad es fascinante. Y la comida, no habrán suficientes días ni suficiente vida para comer todo lo que quisiera comer. Fuimos con los compañeros de trabajo a un restaurante Thai excelente. ¡Los postres, los postres! no pude dejar de comer la clásica crepe parisina, la crepe de marrons, y me gusta comprarla y comerla en la Plaza de Saint Michel, en esa plaza pienso en mi hermano Carlos Miguel, y allí la comíamos con Jorge, me gusta recordar y mantener vivos los recuerdos.

Para el almuerzo de mi último día, fui a comer a Le Comptoir des Saints Peres, anteriormente llamado Michaud, uno de los favoritos de Julia Child, que en su momento fue de la esposa de Hemingway. Y pedí el platillo que Julia ordenaba, "poulet roti" o pollo rostizado en español. Un pollito deliciosamente exquisito.

Fueron fenomenales estas semanas en París, aprendí muchísimas cosas, pero las más importantes fueron, que la sonrisa es universal, que aplica a todos los idiomas y es la mejor herramienta para llevar situaciones a veces no tan fáciles. Y percatarme que los parisinos, muchos, no caen en la cuenta de lo privilegiados que son de vivir en uno de los lugares más hermosos del universo, y eso me enseña que tal vez a nosotros nos pase lo mismo, que aunque no vivimos aquí, no nos damos cuenta de lo privilegiados que somos y damos por sentado lo que tenemos. La vida hay que disfrutarla donde estemos, hoy en París, mañana en Guatemala, la felicidad no está en el lugar que estemos, sí, es cierto ayuda muchísimo, pero la capacidad de ser felices es algo que está dentro.