PANTONEMAGENTA

La primera visita al dentista

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Ya habíamos ido al dentista con Carmela cuando le salieron sus dientes, pero la cita fue más para nosotros los papás que para ella, aprendimos a lavarle sus dientecitos y recibimos la orientación necesaria para su cuidado dental y bucal (que recordemos que no solamente se deben limpiar los dientes, sino toda la boca), hasta tuvimos el honor de tener a la Dra. Fletcher de Clínicas Dentales Sonríe en nuestro segmento de TV en Matutino Express.

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Es vital que desde el primer momento hagamos del cuidado de los dientes algo divertido y les expliquemos a nuestros hijos la importancia de cuidarse sus dientes. Es como el típico cuento de las verduras, si los papás se refieren a las verduras como algo que no es rico, los niños aunque ni siquiera las hayan probado, no tendrán interés en ellas y les parecerán algo feo. Lo mismo pasa con el dentista (y muchas otras cosas que son realmente buenas y necesarias en nuestra vida), si decimos que no nos gusta ir al dentista y que “que feo ir al dentista” seguramente los niños heredaran ese miedo y ese desagrado; y sí, es posible que ir al dentista no nos parezca lo más placentero, pero debemos enfocarnos en lo necesario que es para nuestra salud integral, tener un diente enfermo es igual a tener un hueso enfermo, un diente con caries crónica debería de darnos tanto miedo como un tumor y muchas veces lo dejamos pasar y lo vemos como algo menos importante que el resto de nuestro cuerpo. 

Como todo en la vida, siempre es mucho mejor prevenir que lamentar una enfermedad, es por eso que la visita al dentista cada seis meses es indispensable, puede evitar que algo que se pudo arreglar, corregir y prevenir con un sellante de alrededor Q200 ($25) no se convierta con los años en la perdida de una pieza dental que llega a costar (un implante) hasta Q15,000 ($1,900).

En nuestro caso, a Carmela como siempre, le explicamos todo, ella ve como desde hace un par de años (que para ella es prácticamente toda su vida) vamos al dentista felices, y no nos hacemos los felices, vamos genuinamente felices porque sabemos que es importante para nuestra salud, que es una dicha y un privilegio poder ir al dentista, al igual que al doctor general, y si bien una visita al doctor no es ir a recibir un masaje al spa, es aun más importante y esencial a corto, mediano y largo plazo, impacta en toda nuestra vida. Todo eso es importante que se lo expliquemos a nuestros hijos, no solo decirles que es bueno y llevarlos, sino hacerles conciencia de por qué es bueno y necesario. Carmela en un programa de televisión vio a una persona bastante joven sin dientes y se impactó, nos preguntó por qué no tenía dientes, le dijimos que no sabíamos exactamente qué le había pasado a él específicamente, pero que era muy posible que no los había cuidado, que cuando los dientes no se lavan, cuando se comen muchos dulces, cuando no se va al dentista, lo más común es que los dientes se enferman y se arruinan y cuando llega a ser extremo, los dientes se caen y la persona pierde sus dientes. Que una cosa era el proceso de la caída de los dientes de leche, que es normal, porque se caen para que salgan los dientes nuevos que uno tendrá el resto de la vida; pero que cuando se caen de adulto, ya no vuelven a salir.

Además, ¿sabían que la salud de los dientes permanentes está directamente ligada a la salud de los dientes de leche?. No se trata que los dientes permanentes es un borrón y cuenta nueva, si los dientes de leche no se cuidaron correctamente, los dientes permanentes heredan sus problemas. Por eso es importante que alrededor de los tres años llevemos a nuestros chiquitos a su primera cita con el dentista para chequeo y limpieza profunda.


Desde hacía unas semanas, Carmela se quejaba de un dolor en un diente y decidimos no esperar más y llevarla al dentista, me daba mucho miedo pensar que tenía algo que se podía complicar. Fuimos con la Dra. Ortiz, odontopediatra (especialista en niños) de Clínicas Dentales Sonríe y fue todo un éxito su primera cita. Solamente había un paciente anterior a Carmela y aprovechamos a que su consulta se alargó un poquito, para que antes de Carmela, me hicieran un par de sellantes que tenía pendientes, ella pudo estar conmigo sentadita en su carruaje y mi dentista, la Dra. Perla le explicó cada parte del proceso en mí, que sería lo mismo que posiblemente le realizarían a ella, como le encanta el tema de la medicina y el cuerpo humano puso atención y se dio cuenta que era algo normal. Al terminar yo le dije que estaba feliz de tener ya mis sellantes y mis dientes más fuertes.


Llegó su turno y estaba muy emocionada, tanto que después que su especialista la saludó y se presentó con ella, le preguntó si ya le tocaba y si se podía subir a la camilla. El hecho que estuviera emocionada, sin miedo, creo que fue clave porque iba muy confiada en que era algo bueno lo que iba a pasar. La doctora la vio y a primera vista afortunadamente no se veía nada, le tomaron radiografías para hacer un diagnóstico completo y también fue satisfactorio todo. Es posible que el dolor se debiera a que se hubiera lastimado la encía y repetidamente al comer (porque siempre come de ese lado) volvía a lastimarse el mismo sitio preciso, aunque no se veía inflamación o tal vez era que tenía de alguna manera sensibilidad en ese diente, pero que no se debía a caries. Nos recomendó el uso estricto y consciente del hilo dental además del lavado de dientes y colocar sellantes para proteger sus dientes y así evitar futuras posibles caries.

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Ese mismo día agendamos la cita para los sellantes, eran ocho en total y era posible hacer cuatro en una cita y luego los restantes cuatro en otra. Una semana después llegamos por sus primeros sellantes, y nos fue tan bien que le realizaron todos de un solo. Se portó como una campeona y por eso les comparto algunas recomendaciones para hacer más fácil o menos difícil esta visita al dentista con alguien tan pequeño por primera vez:

1.     Hablarles mucho de la importancia de ir al dentista, enfocarse en que ir nos hace más felices porque tener salud es tener felicidad. Lo mismo hacíamos desde el día uno con el pediatra y desde hace un año ya no llora con las vacunas… y ya no llora no porque le haya dejado de doler, sino porque sabe conscientemente que es una dicha poder tener acceso a sus vacunas, que eso la hace más fuerte y más valiente, y eso es lo que dice ella misma “soy valiente y soy fuerte con mis vacunas y mi doctor es mi amigo porque me cuida”.

2.     Empoderarlos antes de la visita para que entren con el ánimo hasta arriba, prepararlos y decirles que todo va a estar bien, que uno va a entrar con ellos y que siempre vamos a estar allí, que de allí van a salir más fuertes con dientes más brillantes, frases como “a mi me encanta ir al dentista” “cuando voy al dentista soy feliz” “soy tan feliz de poder venir al dentista y compartir esto contigo”, etc.

3.     Deja que platique con la especialista al principio de su cita para que tu hija o hijo genere confianza con ella, dile que puede hacerle preguntas, así “rompe el hielo” y se siente mejor. Deja que la especialista le explique qué le hará y en qué consiste el procedimiento, la doctora en la primera cita le dijo que iba a ver como eran de lindos sus dientes para hacerlos también fuertes y que para eso necesitaba tomarles fotos (radiografías). Involucrar a los niños en el proceso les da confianza y tranquilidad.

4.     En la primera sesión no hubo necesidad que yo estuviera tan cerca de ella, estaba en la misma sala a la par de la camilla pero no hubo necesidad de tener contacto con ella, solamente le hablaba y le decía lo bien que lo estaba haciendo. En la segunda sesión donde el procedimiento tenía mayor complejidad (colocación de sellantes), Carmela se acostó en la camilla y yo frente a ella como si fuéramos montando un mismo caballo una frente a la otra, ella acostada y yo sentada, no se explicarlo con un mejor ejemplo. Tomé sus manos y la acariciaba para relajarla, ya que el procedimiento no duele pero sí resulta bastante incómodo para alguien tan pequeño. En la sala de niños hay música infantil y eso ayuda mucho, yo le tomaba sus manitas y sus brazos, le decía que lo estaba haciendo bien y que necesitaba relajarse porque mientras ella más se mantenía en calma, más fácil era para la doctora hacer su trabajo y más rápido terminaría todo, le repetía que era algo bueno y que debía sentirse dichosa porque no todos los niños podían ir al dentista a volver sus dientes más fuertes, que es cierto que es incómodo pero que debía diferenciar el dolor de la incomodidad porque no es lo mismo. Tuvimos un pequeño descanso a la mitad de la consulta para estirarnos, ella quería que la abrazara, la abracé y felicité porque lo estaba haciendo excelente (por supuesto lloró y ya no quería seguir haciéndolo, ningún niño disfruta los aparatos en la boca), y le expliqué que debíamos terminar los otros cuatro sellantes que faltaban porque era mejor hacerlo ya que estábamos allí, que igual había que hacerlo en el mismo momento o en otra cita y ella misma me dijo que estaba bien, que lo hiciéramos de una vez.

Y esa fue nuestra experiencia, por supuesto en Sonríe siempre tienen altos estándares de limpieza que son indispensables en un establecimiento que trata la salud y ahora con la situación actual el protocolo de cuidado y desinfección es sobresaliente y eso me hizo sentirme segura de llevar a Carmela. De ahora en adelante, también la llevaremos cada seis meses a su chequeo.

Otros consejos para el cuidado de los dientes de nuestros hijos son:

1.     Evitar usar chupete o pepe con azúcar.

2.     Lavarles los dientes (al igual que los adultos) tres veces al día, limpiar dientes, encías y lengua.

3.     Utilizar hilo dental una vez al día, hay hilo dental especial para niños que facilita hacerlo.

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4.     Evitar los alimentos con azúcar y consumir los ricos en fibra y minerales.

5.     Evitar masticar alimentos duros como hielo, caramelos, etc. Ya que los dientes pueden fisurarse.

6.     Visitar al dentista para un chequeo periódico, cada seis meses.