Hace un año Jorge y yo firmamos un papel y tuvimos una celebración maravillosa, y aunque fue nuestra boda, la segunda, no fue el origen de nuestra unión.
Al día de nuestra boda Jorge y yo ya estábamos "casados"... vivíamos en una casa los dos... casa, dos, desde hacía casi tres años, teníamos una casa, un hogar, experiencia viviendo bajo el mismo techo, cosa que me recuerda el dicho "querés saber de aquel, viví con él"; muchas noches y días felices juntos, una familia, dos hijos gatos, una luna de miel oficial y muchas no oficiales... y una primer boda, una solo nuestra: los dos, uno frente al otro nos dijimos cuanto nos amamos en una pintoresca mágica iglesita en Mykonos.
Nada en nuestra relación fue o ha sido típico y nos encanta, de cierta manera seguir "las reglas" en esto de casarse y el protocolo arcaico socialmente impuesto es algo que no nos interesa y tampoco nos sentimos cómodos haciendo... nuestro matrimonio fue hecho a nuestra medida, como un traje que queda como un guante y no molesta o incomoda a quien lo viste, que al final es lo único que importa. Jamás hubo ese shock de casarse, esas típicas frases de "hoy es mi último día soltero o soltera" o la peor "hoy empieza el resto de nuestras vidas" como que si el resto de nuestras vidas no empezara cada mañana que tenemos la bendición de abrir los ojos. No hubo nervios ni tensión, excepto por el momento donde miré el reloj del baño de nuestra casa y me di cuenta que en una hora tenía que estar en el Centro Cívico y yo no me había vestido y no me daba tiempo de recoger a mi mamá y a mi hermano para ir a la ceremonia...
Una vez fuimos de viaje y una pareja que se había casado también en noviembre, nos preguntó la fecha en la que había sido nuestra boda, Jorge y yo nos miramos y no supimos contestar, tuvimos que ir a Facebook para revisar cuál había sido la fecha. Y no es que no nos importe porque claro que nos importa y pusimos todo nuestro amor en esa celebración, pero efectivamente eso fue, una celebración.
A lo que voy, y es el punto importante que quiero destacar. La celebración de la boda no es ni debería de ser literalmente el origen de la relación del matrimonio, hay parejas maravillosas que viven felices durante décadas y nunca se casaron legalmente, el compromiso no lo da una boda, el compromiso es previo a la boda y la boda es solamente la guinda del pastel, si les gustan las guindas... la vida de una pareja no empieza en la boda, empieza en el momento en que dos personas deciden por gusto y gana comprometerse el uno con el otro a respetarse y procurar el amor y el bienestar de ambos, cuando deciden permanecer uno con el otro y formar un hogar que perfectamente puede ser de dos.
He sido muy dichosa, lo sé y lo agradezco todos los días... en febrero cumpliremos ya cuatro años juntos, tengo la fortuna de tener a mi lado a un hombre que hace que el sol sea más brillante y que mi vida sea más feliz y si decidimos firmar ese papel fue porque legalmente nos ponemos uno en las manos del otro en un momento en el que por nuestra propia cuenta no pudiéramos decidir, ese fue el motivo. Por lo demás le doy gracias al cielo haberme permitido despertar las últimas mil trescientas y pico mañanas al lado de Jorge y le pido que me conceda esa dicha muchas miles mañanas más.